sábado, 4 de julio de 2020

Plumas Negras


Terminamos de jugar a las seis y cuarenta de la tarde, en las canchas junto al parqueadero de la universidad Politécnico Gran Colombiano por allá en los noventa. El camino de regreso a mi casa es un sendero que aún existe, mi casa ya no. Como lo pude advertir la última vez que pasé por allí, una vía árida y abandonada se forma por la ladera del cerro oriental atravesando mediante un puente artesanal la quebrada de las delicias, fabricado por los primeros habitantes del lugar hace más de cuarenta años, en la cantera que allí existió en esa época. Por esos días pasar por ese lugar, después de que la oscuridad alentara lo tenebroso en cada forma y sonido enfriaban el rastro de las buenas intenciones. Además de eso estaba vigente el mito de la mujer de aspecto descuidado, que hechizaba con la mirada preferiblemente a los hombres jóvenes. Las cosas no se quedaban ese momento. La dama oscura seguía al sujeto hasta su casa y luego apenas llegara el momento de dormir usaba sus sueños para quedarse con sus encantos y virtudes. Después de conocer el lugar donde vivía su víctima la mujer no dejaba de asistir las siguientes siete noches o hasta haberse quedado con todo. Llevándose del señalado sus mejores intenciones, su buen humor al tiempo que le iba dejando unas dolorosas ulceras en la piel que se iban aumentando a medida que pasaban los días, hasta culminar en una enfermedad letal. Decían que esas heridas quedaban cada vez que ese ser plantaba sus besos en la piel. Supe de los efectos que resultaban luego de esa visita indeseada, gracias a mi vecino que también era mi primo. Por alguna razón él también se había quedado jugando básquet hasta tarde y cuando pasó por el lugar al que yo me estaba acercando tuvo el encuentro con esa figura femenina hermana de las tinieblas, que al sentirlo lo ató con su mirada y lo identificó como su víctima. A partir de ese momento las noches no fueron iguales para William, con quien me encontré al tercer día después de su paso por el puente de palos y extraviar su mirada en la oscuridad del follaje donde algo fuera de lo común llamó su atención. Una actud que tuvo mi primo en la casa le fue vital para cortar el avance de esa visita, que con el paso de los días le iba dejando un helaje mortuorio alojado en el cuerpo convirtiéndolo en un ser cadavérico, que se olvidaría de valerse por sí mismo llenándolo de la tristeza y el dolor presentes en el cuerpo de un difunto, él le contó lo sucedido de aquella noche a todos en la casa. William era tres años mas joven y su carisma se destacaba por su alegre forma de actuar, ante lo que para los otros parecía normal y eso lo mantiene entre nuestros recuerdos alegres. Verlo por esos días me dejó sin palabras, no lo conocía era definitivamente otra persona. Hablamos sobre las cosas que le estaban ocurriendo, de las que hablaba con su humor característico, le pregunte por el tipo de enfermedad que estaba sufriendo porque era evidente que su salud había mermado notablemente. Me contó que no sabía que era lo que lo afectaba, ya que venía teniendo unas pesadillas que se repetían a diario y que habían empezado desde el domingo anterior. Al cuarto día William no salió, se quedó encerrado mientras todos en la casa empezaron a buscar las formas de identificar su mal, cuando estaban a punto de llevárselo para un hospital en su camino se cruzó el vecino que sabía leer el tabaco, quien al notar el aspecto de mi primo y especialmente las marcas en la piel tuvo un susto de ultratumba. Les aconsejó no llevarlo ante un médico ya que el tiempo sería perdido y la salud del muchacho no iba a mejorar con medicamentos, para ser efectivos debían tratarlo siguiendo unos consejos que el hombre les fue apuntando en el cuaderno de religión. Un velón mediano impuesto con la oración a San Miguel Arcángel junto al papel blanco con el nombre completo de mi primo, la ropa de dormir al revés, el baño de unas hiervas especiales antes de acostarse y debajo de la cama un tanto más de las mimas puestas en cruz. Esos eran todos los artilugios a los que habían acudido madre y abuela, para pedir por el regreso de la alegría y los chistes ocurrentes y que la bruja lo dejara en paz, la misma de la que él ya les había hablado pero que por andarse con bromas a todo momento no le habían querido creer. De esa manera el experto en hacernos reír había regresado.
Ese domingo cuando había llegado mi turno de cruzar el puente de palo, eran algo así como las siete de la noche, empecé mi regreso a casa por ese lugar en donde pasar a esa hora ya de por sí era un riesgo, porque si hacías mucho ruido, los perros que por allí andaban sueltos estaban dispuestos a recibirte con una mordida que no veías de donde llegaba, había que ser sigiloso. Ese hasta el domingo antes de lo sucedido a mi primo era el temor principal, andarse con cuidado de los perros. Pero ya dada la hora y sabiendo lo que les he venido contando. Caminar sin la predisposición del miedo era inevitable ya que aun por estos días pasar por ese lugar a esa hora es tenebroso porque a pesar de que al día de hoy el lugar tiene más casas en los lugares que esa noche estaban completamente vacíos, esa vía nunca ha tenido alumbrado público y sigue estando sin pavimentar. Tenía que lograr dos cosas. Primero por nada del mundo podía correr o hacer algún ruido para no ser bocado de los perros y  segundo pero más importante no mirar hacía el sendero que recorre el borde de la quebrada, en esa penumbra fue donde mi primo se encontró con la mala fortuna de esa mirada atrayente que devela tus instintos y secretos. Pero ponte en mis zapatos, un adolescente que camina solo en la oscuridad, que sabe de una historia que pone a fluir la adrenalina, con la respiración agitada a pesar de ir andando con lentitud. Durante los primeros pasos mantuve el ritmo y la determinación pero al llegar al séptimo, el movimiento de algo que agitó las ramas que se alcanzaban a ver desde el rabillo de mi ojo desbordó de inmediato mi curiosidad. Detrás de unos arbustos la figura de un animal tan negro que le daba a lo demás el aspecto de una débil sombra. Me miraba inmóvil. Giré levemente mi cabeza para apenas verle, sin hacer el mayor ruido, no podía ubicar bien sus ojos pero sabía que los tenía puestos sobre mí, sentía su forma y su frío envolver todo mi cuerpo. Era un ser majestuoso al que el viento le desacomodaba su plumaje. Dejó notar que no tenía intenciones de querer atacarme. Su virtud superaba la impaciencia de los perros. Pero era claro que ya me tenía entre sus fauces, me saboreaba mientras sentía un doloroso frío que se fue acomodando entre la espalda y el pecho. En ese instante mi ser empezó a dejar de pertenecer-me, sentí el peso del tiempo, el yugo de la soledad que cala sobre quien ha sido olvidado y un desprecio por mi vida y mis allegados que me tenían fuera de sitio, un extranjero que llegó a sus vidas y que no debía haberse quedado. En resumen supe que nunca debí haber nacido, que mi presencia hería a los demás, que debía dejar de vivir en ese lugar y montarme sobre esa ave para surcar la noche y acompañarnos juntos, allí donde estaba el lugar destinado para hacernos compañía sin esperar el entendimiento de aquellos otros que solo desprecian nuestra presencia. Ella tenía razón y para comprobarlo todo me mostró lo que había sucedido cuando en ese lugar estuvo mi primo, él a diferencia de mí apenas supo sus secretos se le burló, la miró con desprecio y le deseo mala suerte. Por eso lo siguió hasta su casa y le dejó ese beso que le había arrancado a un cadáver.

- Yo no quiero el beso de un muerto - Le dije.  

Ella me manifestó que ese castigo no era para seres como yo, por eso la misión decretada en mi caso fue la seducir las almas de las jóvenes atraídas por mi belleza todavía intacta. Así ha venido sucediendo como de costumbre en las noches, existo entre la maleza haciendo alarde del embrujo que poseído por la belleza, esa que se acomoda en el deseo desbordado sin tregua durante la juventud. Lo será todavía cuando a mi rostro le llegue el momento de tomar el aspecto de lechuza demacrada y mal alimentada, y mi cuerpo se llene por completo de plumas negras junto con las esqueléticas alas que la soledad y el abandono me harán emanar por la espalda. Seguiré alzándome en libre vuelo al calor que aquellas mujeres jóvenes que vendrán para someterse a nadar desnudas entre el empalagoso sabor de mi sangre yerta.


!Gracias por tu visita¡

Por petición de los lectores esta historia tiene continuación ... Aquí:

https://rudyantoniosilva.blogspot.com/2020/08/plumas-negras-capitulo-ii.html

18 comentarios:

  1. Interesante relato y mezcla de palabras comunes como poeticas hacen un buen contraste. ¡Muchos exitos! Y que continues escribiendo.

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    1. Gracias por tomarte el tiempo leer y de encontrarme dentro en esta historia. así será

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  2. Muy bueno! La historia te mantiene atento y el final... Uff

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  3. Genial. La historia atrapa y quieres saber el final, no puedes dejar de leer. Muy bueno

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  4. Que buen relato pues es traer un recuerdo de lo vivido y conocido a un relato bohemio y mítico animo

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    1. Si señor quedaron muchas historias para seguir contando acerca de ese bello lugar, gracias por pasarte por aquí ala chato.

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  5. Al leerlo, me trajo las historias y cuentos de mi abuelo que de niño me arraba en las noches en las fincaas cafeteras.Nunca se faltaba ala cita de las historias.Cómo olvidar el miedo qie nos infundia todos esos misterios,lunas llenas,carcajadas de resplandores que parecian mujers en pena,sombras dentadas,olores azufrosos y ambientada con la luz de una vela siempte amenazado que se apagaba.A eso me ha llevado ésta historia RUDY.Me hiciste volver a los vericuetos insonables de los los miterios en mi infancia .Gracias por haberme heho niño recordar esa magia

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    1. Las historias de los abuelos son las mejores, gracias Humberto por apreciarla y me alegra haber causado ese efecto despertador de las memorias en esas maravillosas noches.

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  6. Me encantó!!!! Cuándo subes la segunda parte??

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  7. Cuando cruces el puente. dos partes te seguirán jejejeje!! Gracias por tu visita.

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  8. Después de leer tu historia pregunto ¿quién dice que la fantasía no es real?

    Me gusta!!!

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  9. Que buen cuento... Lo deja a uno pegado de principio a fin, no queda mas sino leer la segunda parte... 👍👍👍

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  10. Agradezco su visita Inge, como le conté, basada en una experiencia real, adornada con tintes literarios.

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